¿Peligrosidad?

Mi casa de dos pisos seguía ahí quieta, desde la última visita, y no había puesto un pié ahí desde hacía algunos meses. El interés en su remodelación se esfumó como agua entre los dedos, cuando me quedé solo, pero las cosas ahora eran muy diferentes. Tenía un "hermoso y sexy" pretexto para volver y al meter la llave en la puerta de entrada y girarla, me hizo recordar un pasaje de mi vida como humano... Bien, no era momento para tratar de recordar en su totalidad algo que ya vivía en un pasado muy, muy lejano.

-Bienvenido a mi humilde morada, Josh. Como puedes ver, no es un castillo estilo gótico, cubierto de tenebrosos pasillos y telarañas por todas partes. Es una casa "muy humana" - traré de relajar un poco el ambiente- Con cosas humanas dentro. Creo que te vas a sorprender...

La puerta teminó de abrirse con un sonido tenebroso, y le indiqué con la mano que podía pasar antes que yo.

-Así es, aquí ¿vivo? -sonreí del lado sin dejar de mirarlo a través de la oscuridad con una mirada felina- Creo que las palabras correctas serían: Aquí reposo, porque yo no pertenezco más al mundo de los vivos... Josh. Pero si quieres hablar en términos humanos, hagámoslo, me gusta interactuar de vez en cuando como si fuese uno. - Cerré la puerta detrás de mí, y le eché llave, para después volvérmela a colgar del cuello, luego me acerqué a una pequeña alacena desvencijada y saqué una bombilla de aceite para darnos un poco de luz; si bien yo no la necesitaba, era vital que mi invitado se sintiera en completa confianza.

-Disculparás que no haya luz eléctrica, pero no es fácill encontrar a algún electricista dispuesto a entrar a la casa de un vampiro, y mucho menos por la noche- Suspiré resignado- La habitación queda en el piso de arriba, es... confortable, pero sólo hay una cama-, sígueme, te la mostraré- Caminé por la estancia, para alumbrar el camino y que Josh me siguiera- Puedes dejar la comida sobre la mesa, nadie se la llevará -Le guiñé un ojo soltando una pequeña risita y comencé a subir los escalones.

Llegamos hasta el final de la escalera e inmediatamente al frente y a la derecha estaba mi habitación, entré y puse la bombilla sobre una pequeña mesita de noche que se encontraba justo al centro. -Pasa Josh, estás en tu casa. -Me quité la chaqueta y la dejé descansar sobre el respaldo de una silla, luego me dejé caer sobre la cama, poniendo los brazos por detrás de mi cabeza. - Anda, no seas tímido, no te voy a morder, siéntate a mi lado. -Realmente no quería usar el glam sobre él, pero no parecía estar muy de acuerdo en hacerme compañía en la cama, así que le dí una pequeña ayuda, me levanté y recargué todo el peso de mi cuerpo sobre mis codos- Joshua- le dije en tono suave- Estás muy cansado, lo que más deseas en éste momento es descansar- luego le indiqué con la mirada que se sentara a mi lado- Es un colchón muy suave, ven... - alcé un brazo y le extendí la mano para que la tomara- Ven y asi podremos platicar sobre lo que tú quieras, y por supuesto contestaré a todas tus preguntas.

Ardía en deseos de tomarlo sin ninguna clase de restricciones, pero no quería hacerlo, al menos le daría la oportunidad que a mí - por idiota y avaricioso- nunca me ofrecieron.

Joshua se acercó y tomó mi mano con algo de timidéz, para volver a soltarla y decirme que tenía muchas preguntas. Pues bien la noche era larga y bien podría responderle un par, antes de tenerlo bajo mis sábanas. Le daría gusto, después de todo no tenía nada qué perder y mucho que ganar. Lo miré encantadoramente y le acaricié un poco el cabello al momento de incorporarme.

-Puedes preguntar lo que sea, por mi no hay problema. Sin embargo, como en todo contrato; hay una pequeña cláusula escrita con letras muy pequeñas y que casi nadie lee -Me acerqué a su rostro y me detuve a escasos centímetros de su boca - Los secretos de un vampiro son sagrados, y si yo he de revelarte algunos de ellos, debo tener algo a cambio ¿no te parece? De alguna manera debo "protegerme". -Acerqué un poco más mis labios a los suyos, pero sin llegar a un contacto definitivo, yo necesitaba sentir una reacción en él, y escuchar su respiracion agitada

-Tranquilo- Volví a acercarme y le puse uno de mis dedos sobre sus labios. Después lo lleve hasta su tabique nasal y lo deslizé despacio, desde la parte alta a la baja. -No voy a hacerte nada que tu no quieras. Voy a hacer sincero contigo Joshua, escúchame con suma atención- Acaricié una de sus mejillas con la palma de mi mano izquierda- Lo que yo quiero de tí, no tiene nada que ver con la sangre; aunque debo reconocer que un sólo trago de ella me volvería loco. Lo que yo deseo de tí, va mucho más allá de la sed que un vampiro pudiese sentir al tener a un francesito apetitoso acostado sobre mi lecho de descanso. ¿Sabes lo difícil que es para mí, hacer caso omiso a mis instintos, cuando lo único que puedo, quiero y necesito es tener tu cuerpo desnudo junto al mío? Pudiera obligarte y someterte a mi entera voluntad, pero voy a darte la oportunidad de elegir....Si decides que no quieres pasar la noche conmigo, te daré algo de dinero con el cuál podrás irte al Motel más cercano y pasarla bien por algunos días y jamás volverás a saber de mí, pero si tu respuesta es un sí -como espero que así sea- juro por todos los dioses que yo haré que ésta noche jamás la olvides. ¿Qué me dices Joshua? ¿Te vas, o te quedas?

-¿Qué es lo que yo deseo de tí y por qué te deseo desnudo junto a mí? - Finalmente acerqué mis labios a los suyos, y lo besé, sujetándolo un poco de su nuca. Un beso casto pero lleno de sensualidad y erotismo, luego me separé de él con un pequeño mordisco en su labio inferior - Te deseo porque jamás había conocido a alguien como tú, tan transparente, sin malicia. Eres un... -Iba a decir humano pero me contuve y rectifiqué - En mi larga vida como humano y vampiro jamás de los jamáses había encontrado a un hombre tan interesante como tú. Y al contrario de lo que dictan los cánones, casi podría jurar que te conozco de tiempo atrás. Y digo, sin temor a equivocarme, que los hilos del destino, me han enredado en su infinita red de preguntas sin respuestas, pero... No es algo que me atormente ¿sabes? me refiero a lo de NO saber exactamente por qué me atraes como una indefensa abeja a la miel- Volví a besarlo, pero con una mayor urgencia por apoderarme de su boca- Y eso es lo que me tiene intrigado Josh ¿qué es lo que provocas en mi? ¿Por qué de entre todos, tú has sido el único al que le he otorgado la oportunidad de elegir? - Finalmente me levanté y comencé a quitarme la camisa, lenta y pausadamente sin perder contacto visual- Ése aire virginal que despides, me vuelve completamente loco - Terminé por quitarme la camisa y llevé mi mano hasta el cierre de mi pantalón de cuero negro y lo deslizé hacia abajo, muy despacio.

-¿Acaso no te he protegido toda la noche? Comencé a hacerlo desde que pusiste un pié en el Fangtasía. Hasta del mísmo Eric; y créeme cuando te digo, que si se hubiese atrevido a ponerte un dedo encima, me habría olvidado de que es un sheriff- Terminé de bajar el cierre, y desabotoné el pantalón- Le patearía el trasero a cualquiera que quisiese pasarse de listo contigo; no lo dudes ni por una fracción de segundo, tú eres mío. -Llevé mis manos hasta mis pectorales, jugando con mi tetilla izquierda, bajando un poco hasta mi abdomen, donde las estacioné, acariciándolo.- No tengas miedo de mi Josh, soy un vampiro, pero sé comportarme, seré gentil y... por supuesto que puedes tocar, estoy ansioso de que lo hagas. Quiero que tus manos recorran cada centrímetro de mi piel y te acostumbres a mi cuerpo. Recórreme a placer, que yo no moveré un sólo músculo hasta que me lo pidas y estés seguro de que lo deseas completamente. Descubre por tí mismo las respuestas a todas ésas preguntas que rondan por tu mente, ven Josh ... Déja atrás por un momento la timidéz. Sólo estamos tú y yo, nadie te juzgará. Despierta a los placeres que la vida te ofrece... Yo estoy dispuesto a guiarte por el camino. -Volvía a ofrecerle mi mano, impaciente de que decidiera dar por fin ése último paso

Sus ojos reflejaban, duda, temor, incertidumbre, y no lo podía culpar, quizás en su lugar estaría muerto de miedo. Pero cuando se hincó en la cama aceptando mi ofrecimiento, supe que todo iba a cambiar entre los dos y yo daría todo de mi parte porque nunca se arrepintiera de entregarse a mí; cumpliría cabalmente mi palabra y lo cuidaría.

Sentir sus cálidas manos sobre mi pétreo cuerpo, fué como tocar el cielo habiendo vivido en el mismo infierno. Como si miles de bombas estallaran al unísono, haciendo revivir en mi ése sentimiento que había creído muerto para siempre. Josh era único e irrepetible, estaba ciento por ciento seguro. El pequeño hombrecito estaba domando a la fiera que llevaba por dentro, con el simple tacto de sus delicadas manos por mi anatomía. -Así es Josh, sólo déjate llevar, lo demás vendrá sólo. Tu insitnto te dirá que hacer.- Susurré entre cortado. Cerré mis ojos, sin pensar en nada más, entregándome al mágico momento. Lo que yo deseaba era olvidarme de que era un condenado, pudiendo gozar por más largos o efímeros que fueran las horas, minutos o segundos en su compañía.

-No te muevas- Me dijo y yo asentí como un manso corderito, podría haber hecho cualquier cosa que el me pidiese, con los ojos cerrados y sin poner alguna objeción. Literalmente me tenía en sus manos, aunque claro, el no podría saberlo y nunca lo sabría... quizás. Y entonces, por su iniciativa, me besó... y le correspondí de una manera suave, a su ritmo, dejándole el control del beso. ¡Joder" estaba haciendo uso de todo mi autocontrol; había empeñado mi palabra y pasase lo que pasase, sintiera lo que sintiera, permanecería de pié como un viejo roble.

Joshua estaba siguiendo sus instintos; dejándose guiar, a la vez que sus manos recorrían mi cuerpo con timidéz, pero con muchos deseos de aprender. Al momento que tocó mi trasero con sus manos tuve el impulso de arrojarlo a la cama y comérmelo de pies a cabeza, pero una vez más, apretando mis puños tuve que apelar a mi cordura.

-Lo estás haciendo muy bien Josh , muy bien.

Sus caricias eran un poco torpes, e inexpertas, pero no por ello carentes de fogocidad. Cuando me pidió quitarle la camisa, lo hice en el acto, sin tomarme las cosas con prisa, simplemente la deslizé a través de sus delgados, pero bien formados brazos.

-Eres... perfecto. -Cometé contemplándolo con fascinación- Simplemente perfecto.