Admian Cane Mc'Donovan

**Admian Cane** Miér Sep 02, 2009 5:04 am

Nombre completo: Admian Cane Mc’Donovan
Origen: Escocia
Fecha de nacimiento: 1422 D.C.
Fecha de transformación: 1445 D.C
Raza: Vampiro
Poderes: Volar
Descripción física: Cabello negro, ojos marrón obscuro, caucásico, atlético y con una estatura de 1.82m
Descripción psicológica: Conociéndome… lo sabrás.
Historia:
El único clan cubierto por un secreto, rituales ante el arder de un sacrificio y el privilegio de ser considerado una deidad por una excitante mordedura, era cuanto uno debía pensar; sin embargo mi cuerpo junto al pensamiento humano no lo aceptaba.

Trabajar para ellos me parecía repugnante hasta adquirir la denigración, éramos considerados una raza de debilidad que se mantenía en estatus de esclavitud. Manchaban el tartán de nuestro clan no solo con su putrefacta presencia, sino con sangre tibia.

A pesar de todo aquello, siempre me sentí sexualmente atraído por Lidiana, la mujer del ser que se apoderó de mi gente. Con un sencillo movimiento de su mano o una rápida mirada con intenciones claramente conocidas, me provocaba un sudor frío recorriéndome la espalda. Era miedo mezclado en deseos de lujuria, todo al mismo tiempo.

Al dejar en una ocasión una bandeja con un cáliz de oro guardando en él, su sabor amargo; dejó caer sus prendas y la fuerza de voluntad se esfumó.

La manipulación era evidente en cada movimiento de mi cuerpo, mi subconsciente se encargaba de repetirlo y la mente en su presente lo negaba. Me enamoré de ella a sabiendas de que me utilizaba.
Ser un hombre no era tan digno como llegué a pensar, me daba cuenta de la debilidad que Lidiana me recalcaba.

De un sirviente y volver a ser para lo cual nací, un guerreo; capturé seres humanos de otros clanes para ella, un sucio trabajo que realicé satisfaciendo su sed. Le mostré fidelidad y lealtad, esperando obtener su confianza.

El último ritual al inicio del solsticio, Lidiana alegaba que era yo quien debía ser mordido y no a quien habían postulado. Al persuadir a su esposo de ello, los pinchazos de muerte en vida eterna se hundieron en mí, rasgando la piel caliente.

Mi plan continuaba a la perfección…

Tras confusión al paso del mes no olvidaba mi juramento, pues amarla no fue suficiente.

A la primera oportunidad la maté por venganza, sin arrepentimientos aun que me hubiera susurrado en su rasposo aliento que me amó. Su esposo fue el siguiente en morir hasta acabar con todos ellos.
Mi clan estaba libre de esclavitud pero, partir de esas tierras se reflejaba en necesidad. No volverían a tener un soberano que se ocultara del amanecer.

Desde entonces la obscuridad me acogió en su maldito placer atreves de los siglos, la bondad y la maldad ya no eran parte de mi vocabulario, hacer cuanto quería se convirtió en un concepto grabado en mis venas.

Detalles de interés: El poder que poseo, ya antes mencionado.

Fotografía:

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